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En este espacio quería compartir una palabra que Dios hablo a mi vida.
Esta palabra fue de mucha bendición y me enseño a confiar en las promesas
Que Dios tiene para mi vida.
A continuación, les paso a contar: Todo comienza en 1Samuel 1:1-22
"Elcana tenia dos mujeres, una de ellas se llamaba, Penina y la otra era Ana.
Penina tenía hijos mas Ana no los tenía. Todos los años Elcana subía de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Eli, Ofni y finees, sacerdotes de Jehová.
Cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.
Pero a Ana daba una parte escogida porque la amaba, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. Mas Penina la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
Así hacia cada año, cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba y no comía. Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿Por qué lloras?, ¿Por qué no comes?, ¿y por que esta afligido tu corazón?, ¿no te soy yo mejor que diez hijos?
Y se levanto Ana después q comió y bebió en Silo, y mientras el sacerdote Eli estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oro a Jehová, y lloro abundantemente. E hizo voto diciendo:
Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicare a Jehová todos los días de su vida, y no pasara navaja por su cabeza.
Mientras ella oraba delante de Jehová. Eli estaba observando la boca de ella.
Mas Ana hablaba en su corazón y solamente se movían sus labios, por lo que Eli la tuvo por ebria, y le dijo: ¿hasta cuando estarás ebria?, digiere tu vino.
Mas ella le respondió: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.
Eli respondió: ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.
Y ella dijo: halle tu sierva gracia delante de tus ojos.
Y se fue la mujer por su camino, comió, y no estuvo más triste.
Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Rama. Y Elcana se llego a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.
Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: por cuanto lo pedí a Jehová.
Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto.
Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que le niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre."
Vamos a analizar lo leído:
Ana era una de las mujeres de Elcana, pero no tenia hijos, y eso marcaba la diferencia entre Penina. Muchas veces esa Penina puede venir a nuestra mente, diciendo que lo que anhelamos, o que esas cosas que Dios nos ha hablado no la vamos a tener, esto nos causa tristeza, tormento, y esa voz, que es la del diablo, poco a poco se va metiendo dentro nuestro, hasta llegar al corazón.
Produce tristeza, amargura de alma, tanto que se pierde la fe, las fuerzas. Así como Ana, dejamos de alimentarnos, de buscar a Dios, de alimentarnos de la palabra, y vamos hacia un suicidio espiritual.
Esa voz ahora esta en el corazón y produce amargura, tormentos, solo esa voz, tan sutil, que se va metiendo estratégicamente, y va matando la fe, tanto, que nos olvidamos de lo que Dios en algún momento nos había hablado.
Pero Ana nos dejo una estrategia: Su dolor de alma era tan grande que se humillo y oro a Dios, y lloro largamente.
Cuando no encontramos en esta situación, debemos venir a Dios, despojarnos de esa tristeza, de ese tormento, que estaba matando nuestro corazón.
Dios conoce nuestro corazón, mas que nadie, y el es fiel en su palabra, Ana lloró y oro, pidiéndole a Dios un hijo, y luego de estar bajo el dominio de Dios, confió en su palabra, porque sabía que Dios había escuchado sus oraciones.
Así como hizo Ana, debemos entregarle todo a Él, para que tome el dominio absoluto de nuestra vida, y saber que Dios es fiel, y siempre cumple con su palabra, porque el no deja al justo desamparado. Tenemos que dejar que el haga su voluntad, no hacer nosotros la nuestra.
Debemos escuchar la voz de Dios, no esa voz sutil que lo único que hace, es matar la fe. El que tiene fe, ve mas haya de lo que sus ojos pueden ver, se mueve en lo espiritual, y es allí en donde debemos poner la vista, porque allí, esta Dios, dirigiendo y ordenado todas las cosas.
Después que Ana termino de orar y de llorar, dice la Biblia, que Eli le dijo:
Ve en paz, y que Dios te otorgue la petición que le has hecho.
Ella luego de escuchar las palabras de Eli, se fue del templo, y no estuvo más triste, y comió, y bebió, ¿Porque sucedió?.Porque confió en la palabra de Dios, y ya no tuvo que pedir mas por esa petición, porque Dios ya se la había otorgado.
Muchas veces Dios quiere que volvamos a sus pies, para pedirle por esa petición, y nos renueva las fuerzas, nos da animo, y nos enseña, no solo a confiar sino a esperar esas promesas que el nos había mostrado.
Luego de esperar, dice la palabra que Dios le otorgó lo anhelado, y ella en gratitud luego de criarlo lo suficiente, se lo entrego a Dios y le puso por nombre Samuel.
En conclusión: Debemos confiar en Dios, y cerrar nuestros oídos a la voz del diablo.Sabiendo que tenemos un Dios que tiene el control de nuestras vidas y conoce cuales son los anhelos de nuestro corazón. Los sueños que tenemos, son los de Dios, por lo tanto, debemos confiar y esperar en su palabra, dejando que a su tiempo el haga su voluntad.
ANA GÓMEZ
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